Pin   Leave a comment

Don Carlos Enrique Jiménez Sáurez, hombre amable, bondadoso, noble, gran trabajador, reconocido por su Fe católica, excelente persona, un verdadero personaje alajuelense, el famoso PIN. Bajito de estatura, con corazón de gigante  

Y no únicamente participó en las actividades de la Iglesia, entre ellas el de soldado en las Procesiones católicas, como un auténtico actor de películas; estuvo allí, junto a sus compañeros de los “Caballeros del Santo Sepulcro”, en la Procesión del Silencio, en horas de la noche, donde Pin siempre asistía.

También lo vimos y admiramos ejecutando varios trabajos, arreglando calles, cañerías, pintando las gradas del Estadio Alejandro Morera Soto, misceláneo  y otras obras en la ciudad y pueblos de Alajuela, como funcionario de la Municipalidad local. Un gran trabajador. No se arrugaba por nada.

Participó en muchas actividades deportivas. Gran arquero en el fútbol y su estatura no fue obstáculo porque le iba a todas las bolas, por alto, rasas, de poste a poste, como los grandes, todo lo hacía a puro corazón, como deben actuar todos los deportistas.

Estuvo en competencias de atletismo. Recordamos una de sus intervenciones al realizar la carrera desde un punto de la ciudad Alajuela, hasta la ciudad de Grecia y vuelta al punto de partida, devorando  más de veintiséis kilómetros.

Para estas participaciones que requería muy buena condición física y mental, tomaba la famosa “Calle Ancha” en Alajuela, de casi cuatro kilómetros que encierran el centro de la Ciudad, su pista de entrenamiento, sin faltar la frotadita a base de “Benguey” en todas las actividades deportivas, crema  especial para aflojar músculos, dolor de espalda, esguinces, contusiones y así evitar contratiempos en las carreras de atletismo. 

La frotadita proviene de una anécdota sucedida a Pin. En la famosa Carrera La Gloria, del centro de Heredia al Comercial del Sur, ya casi listos para la salida, el atleta no encontraba en sus pertenencias la mágica crema. Uno de los compañeros de carreras corrió en busca del medicamento y así pudo iniciar la competencia, junto al solidario grupo de corredores alajuelenses. Una lección de verdadero compañerismo, hacia un atleta hecho con esfuerzo y amor al deporte.    

Y de paso, ver en esos tiempos a gente atlética como Pin, era hasta extraño. Él, marcó la pauta, nos enseñó el hábito de hacer ejercicio físico, correr, trotar, caminar o por salud mental. Fue un médico especialista que nos señaló el camino a seguir.  Hoy, vemos a muchas personas, haciendo lo que hacía Pin, para mantener una mejor salud, con la práctica del deporte.

Su fortaleza física, su hermoso corazón en pro de los necesitados, lo hizo colaborar como voluntario, en la Cruz Roja Costarricense y Cuerpo de Bomberos. Así era Pin, nuestro gran amigo manudo.

Pin, un verdadero caballero, un pin clavado en el corazón y recuerdo del alajuelense. Un gran personaje, muy querido por toda la gente.

¡Pura vida, Pin!

Don Carlos Torres y Pin, ambos fallecidos. (foto jmorera)

(Foto jmorera)

Foto redes sociales

Nació 13 10 1942

Def. 18 04 2015.

Publicado enero 16, 2022 por José Manuel Morera Cabezas en Historias

Las lavanderas de «El Arroyo»   10 comments

¡Vamos al Barranco! Ya en mil novecientos veinticinco (1925) – según mi memoria, dice un vecino de Alajuela – se escuchaba este  grito en las bocas de niños, adultos y jóvenes. El barranco era una extensa zona quebrada, donde desembocaban las aguas cristalinas y potables de varias acequias provenientes del Este de Alajuela y de las intensas lluvias, muy propias del cielo alajuelense. Zona rica en plantas de bambú amarillo, higuerillas, helechos, flores, tierra con arcilla y maleza.

El precipicio o bajo de unos treinta metros, un lugar apto para disfrutar la Naturaleza, lugar de paseo y diversión, especialmente para la gente de menos recursos económicos. Agua suficiente para abastecer a la población, cuando ésta quedaba sin líquido por trabajos realizados en sus cañerías.

Para ingresar al barranco se hacía por una puerta grande de madera y por ser tan quebrado, construyeron terrazas y gradas de laja y piedras. Muy cerca de las gradas o cruzando éstas, se extendían unos cables o alambres de unos veinte metros de largo para tender la ropa lavada, sujetadas con prensas de madera. Cada lavandera tenía como «propio» ese derecho; también utilizaban una zona verde para el mismo fin. Había respeto y nadie abusaba del espacio y herramientas de cada una, aunque sí algunas rencillas por ocupar las pilas. 

El agua, al caer al barranco, era recibida por unos canales que desviaban parte del ingreso del líquido, hacia las pilas grandes o tanques donde las lavanderas las captaban para hacer su trabajo, con aguas cristalinas; excepto en invierno que por traer aguas de acequias llegaban con un tono turbio y aún así se utilizaron.   

Y ese barranco nos daba otra gran atracción, el riachuelo que limitaba con el Club Rotario de Alajuela, «La Florita», un club muy exclusivo de la época, con piscina, casona de fiestas, cancha de tenis, árboles de mango y otras frutas,  palmeras, zonas verdes y más atractivos. La cancha de tenis pegaba a una cerca de bambúes amarillos, colindando con el riachuelo y esto permitía, muy seguido, que las bolas de tenis iban a dar al agua y, generalmente, las daban como perdidas.  Los visitantes del lugar, especialmente los niños, localizaban las lindas bolitas y entregaban al cuidador de la mansión, un señor de apellido Solano. Esta devolución, que no era obligatoria, permitía a los niños la entrada al lugar y disfrutar de las instalaciones, a criterio del guarda o cuidador.  

Un punto estratégico cuando faltaba el agua en la ciudad, por ser de topografía baja, siempre con el preciado líquido a nuestra disposición. Nuestros padres y abuelos nos encomendaban una fresca tarea. Con ollas y tarros, traer el agua para las necesidades del hogar, especialmente para preparar los alimentos y aseo personal.

Utilizado para cubrir del agua y sol, las pilas para lavar ropa.

Galerón. Las hermanas Ilma y Dinora,

a la derecha; Elisa, izq. Muy atento,

la mascota Ansón.

Por ser un terreno con una sección cubierta de arcilla y bambú, la niñez confeccionaba cerbatanas y bolitas del barro rojizo para su diversión; sin faltar el pedido de las maestras en llevar a las aulas el material arcilloso, importante en el uso de los trabajos manuales.

Y por el uso de las cerbatanas y a veces la mala puntería de los niños, las pelotitas de arcilla tomaban otro rumbo, impactando en sábanas blancas y algunas prendas de vestir, causando el enojo de las señoras lavanderas y casi siempre soltando más de un «madrazo» por dañar su duro trabajo. Pero de ahí no pasaba a más. 

En 1880, al inaugurarse el primer acueducto municipal en Alajuela, bajo el  segundo Gobierno de don Tomás Guardia Gutiérrez (1877-1882), entran en funcionamiento las pilas y lavanderos o lavaderos públicos, entre ellos, el más importante en Alajuela, el de El Arroyo; así en todas las provincias del país se construyeron estos espacios.

El Gobierno del General Guardia, heredó el lugar para la instalación de pilas públicas en beneficio de la población más pobre económicamente y con necesidad de laborar. Antes, se utilizaban los ríos y sus grandes piedras para el lavado de ropas, hasta la construcción de estos lavanderos, en el centro de Alajuela (parte del terreno donde hoy están el BAC San José, Banco Nacional, Funeraria Jardines del Recuerdo y Parque Infantil Esther Castro Segura, «Esthercita», conocido como Parquecito de «El Arroyo”).

Catorce (14) pilas grandes, chorreadas en cemento y varilla, siete a cada lado en forma de hilera; más un tanque o pila grande que las abastecía  por conducto de un caño, protegidas por un galerón de madera y techo de zinc, eran parte de sus herramientas de trabajo. Cada pila estaba formada por  un tanque grande y una batea.  Todo construido por la Municipalidad de Alajuela.

Una nueva imagen fue común en el suelo de Alajuela, ya podíamos observar a las valientes mujeres, cargando sobres sus cabezas, grandes “motetes” de ropa, descendiendo con mucho cuidado la tremenda “bajada”, algunas de ellas con sus hijas niñas quienes ayudaban a esta labor. Y un lugar especial porque llegaban y salían noticias y comentarios de todo lo sucedido en la ciudad y vecindarios. 

Estos paquetes de ropa eran grandes – imaginemos el peso de cinco docenas – no por la ropa humilde de ellas y sus familias, sino por la ropa perteneciente a las familias adineradas o de profesionales quienes pagaban a lavar sus prendas. Además, otro gran cliente fue el Dispensario del Seguro Social (ubicado a dos cuadras de los lavanderos), quien aseguraba parte del sustento diario a estas mujeres con sus ropas de cama y otras prendas de sus internados, durante más de treinta años.

Con este ingreso económico durante muchos años, lograron mantener sus hogares, ayudar a sus esposos, sacar adelante las familias, más si eran mujeres solas y con hijos. Aunque casi todas, contaban con grado de escolaridad muy raquítico o nada, enviaron a sus hijos a la escuela y secundaria; incluso, cuenta una de ellas, sus muchachos lograron ir a la universidad y defenderse con la profesión que hoy manejan, un médico y abogado.

Nuestro ayerPor lavar una docena de ropa (doce piezas), ganaban tres colones, incluido el aplanchado, realizado con planchas de hierro las que cargaban el calor sobre láminas también de hierro, puestas sobre los fogones o cocinas de leña; también utilizaron planchas a carbón, un poco más modernas que las anteriores.

Doña Irma, lavandera.

Las heroicas mujeres provenían del centro de Alajuela, del Barrio La Agonía, El Llano, El Carmen;  muy conocidas en el gremio de lavanderas, doña María Barrantes, las hermanas Josefa y Dolores Soto, doña Ilma, Dinorah y Elisa, ellas de apellido Oreamuno. Buenas para madrugar, nacieron con el trabajo a cuestas;  su horario de seis de la mañana hasta las cinco de la tarde, excepto los domingos; pero se daban el lujo en invierno o fines de semana, en llevar a sus casas la ropa fina y elegante de personas con plata y profesión, entre ellos, médicos, dentistas, abogados y comandantes de la Fuerza Pública, quienes eran vecinos del barrio El Arroyo y otras comunidades.   

El jabón en barra o en forma de bolas, lo adquirían en el Mercado Central de Alajuela, no era variado ni habían marcas por montones, como hoy.  En otros momentos, estas lavanderas o las que realizaban el mismo oficio en otros sectores alajuelenses – los lavanderos de La Maravilla, al norte de Alajuela – fabricaban  o sacaban el jabón de una frutilla amarilla que daba un inmenso árbol. Esta frutilla tenía en su interior una bolita negra, muy redonda y lisa, llamada por los niños “chumicos”, utilizados en los juegos tradicionales de “bolinchas” (canicas, bolas de vidrio) y chócolas.

Irma Oreamuno Molina. 90 años. 

Foto abril 2012.

La pulpa o cáscara de esta fruta, se introducía en un tarro de lata (muy prácticos eran los que traían manteca de cerdo)  disuelta en agua, se colaba en una manta,  obteniendo una grasa y espuma con rico aroma, similar al jabón. Así fue el trabajo de estas damas quienes usaron su ingenio para salir adelante. Mientras se enfrentaban a estas limitaciones; por otro lado, había en el comercio un ingrediente en polvo llamado “perlina”, utilizado para fabricar jabón, únicamente al alcance del bolsillo de la gente con  muchos colones y más oportunidades.

Si no había facilidad para conseguir el jabón o muy caro para el presupuesto familiar, menos que existían cepillos para restregar las telas, en sus hogares y lugar de trabajo. Del maíz, inventaban los “cepillos”. La familia de don Chano Soto, auténticos campesinos y vecinos de los lavanderos, tenían una milpa o maizal. Las mujeres lavanderas recolectaban el elote que  expuesto al sol o fogón, endurecía los dientes o cavidades donde antes permanecían los granitos de maíz. Así, con este invento natural y barato, le “volaban cepillo y elote” a las partes de las costuras o dobles en mangas, puños, cuellos de las camisas y ruedos de los pantalones, donde se escondía más la suciedad o polvo.

Dice una anécdota en el gremio de las lavanderas que era costumbre dejar ropas propias o ajenas a la orilla de los arroyos «aguacereándose», pero un día llovió tanto  hasta convertir el arroyo en un río, llevándose las prendas para siempre. ¡Imaginemos el lío por la pérdida o daños en la ropa del médico u oficial de la fuerza pública! Nos falta investigar el acuerdo entre las partes para resolver el faltante de ropas…

Ya miramos y admiramos el lugar de trabajo duro de estas humildes trabajadoras, ahora observemos el lugar desde la superficie. Bordeado por una larga “barrera”, en forma de pretil o asiento con respaldar, confeccionada en cemento, varillas y ladrillo, a lo largo de unos sesenta metros, aproximadamente, frente a la carretera principal, continuando unos treinta metros hacia el oeste, limitando con varias casitas de adobes y maderas, propietario de las mismas, un señor Córdoba. Desde arriba, en la banca de cemento y acera de baldosas de piedra labrada como las del Parque Central de Alajuela,  nuestra vista se deleitaba con la caída de agua cristalina proveniente de las acequias y al fondo, los gigantes bambúes, con sus vecinas las coloridas «maravillas» y «chinas» rosadas, blancas y rojas, un paisaje pintado por el Creador.

El pretil se utilizó para muchas actividades del pueblo: descanso, para esperar el autobús o “cazadora” – existía la vía de sur a norte, para ingresar al centro de Alajuela – reuniones políticas, deportivas, tertulias de vecinos quienes acostumbraban en verano disfrutar de paz y tranquilidad; no faltaban al pretil don Filiberto Rojas, Abel Quesada, Guido Bellavista, Raúl Solano, Vicente Soto, éstos eran los veteranos de la época; luego, Moncho García, Julio García, Rogelio Fernández, Julio Víquez, Jorge Alfaro, el doctor Rojas, Miguel Araya, Jorge González, Marcelino Cruz, Luis Palma Soto, Chano Soto y muchos más que tuvieron que migrar a la pulpería de enfrente con sus temas de tertulia, al ser clausurados los sabrosos y confortables asientos o pretil.  Y posiblemente, don Lolo Molina, administrador  de una fábrica de candelas, ubicada frente al pretil oeste, un vecino de mucho trabajo y conocido en su comunidad y en Alajuela, por ser uno de los fabricantes de ese producto, muy utilizado en esos tiempos, en el lindo barrio de las lavanderas.

Uno de los posibles temas eran las «pilas viejas» de principio del siglo pasado (fotos a parte de este texto). Éstas se alimentaban de acequias o de una acequia que atravesaba Alajuela, proveniente de Canoas y El Llano, ambos caseríos de la ciudad mencionada. Luego, viene la construcción de las nuevas pilas (ver fotos a parte de este texto), en los años cincuenta, ya alimentadas con agua de la cañería. Para esta gran obra, intervinieron varias instituciones: Municipalidad de Alajuela, Ministerio de Salud, Caja Costarricense de Seguro Social (C.C.S.S) y la Asociación o Junta Administradora del Hospital San Rafael de Alajuela.

Después vino el relleno, sepultando el galerón, piletas e historia del lugar. Allí, se construyó el Parque para niños ya indicado, con cómodas instalaciones y biblioteca infantil, lindas zonas verdes, mucha vegetación  y juegos infantiles, sin faltar un pretil exterior apto para el descanso y se utiliza, como en el pasado, para esperar el autobús, taxi, la tertulia y hasta para la cita amorosa.

Dos situaciones anecdóticas de este lugar, recuerdan los vecinos. Detrás del galerón de madera, pasaron sus años de vida y pobreza, doña Sérvula, más conocida como la madre de Miguelito «Méquere”, inolvidable personaje alajuelense y otro a quien en Alajuela le bautizaron “Paracaídas”, de nombre Miguel, un señor muy alto, aficionado a utilizar sobre su espalda un montón de tiras o fajas. Como notamos, al alajuelense del ayer y a los de ahora, no se le escapaba alguna característica que podría servir para «rebautizar» a una persona. Y «Méquere», porque el personaje tenía problemas en pronunciar palabras, de ahí, qué «miércoles» lo decía de esa forma. «Méquere», muy querido por el pueblo alajuelense.

La muerte trágica protagonizada por Juan “Pelotas”, fallecido al caer en la peña, su padre don Mateo Soto, también conocido como “Pelotas”, accidente que vino a conmover a la ciudadanía alajuelense, posiblemente no acostumbrada a hechos repetidos de sangre y violencia en calles y hogares.

Por el inevitable progreso de la ciudad, este sistema de lavanderos  desapareció, el área fue clausurada, se entubaron las aguas y se sepultó el espacio.

Hoy, desenterramos esta historia, ignorada por varias generaciones que ni siquiera sospecharon de la existencia de este escenario, lleno de valentía, responsabilidad, sacrificio, limitaciones en muchos sentidos, donde la mujer puso a prueba su empeño y amor por sus familias y Patria, logrando salir avante.

Las piletas centenarias (Fotos 2018).

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2018: lo que queda de las casonas de adobes, El Arroyo, hacia el Oeste.

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Fotografía de una pintura dedicada

a las lavanderas, ubicada en el par –

quecito de «El Arroyo».

Diccionario:

Cerbatanas: Cañuto en que se introducen bodoques u otras cosas (bolitas de arcilla) para hacerlas salir violentamente, soplando por uno de sus extremos.

Aplanchar: aplanchado, planchar. Conjunto de ropa por aplanchar o ya planchada.

Elote: mazorca tierna de maíz.

Motetes: envoltorio, atado.

JaboncilloJaboncillo: (Sapindus saponaria). Los frutos son bayas redondas de 15 mm de diámetro, color café lustroso, que contienen una pulpa pegajosa y una semilla de 1cm de diámetro, redonda y negra. Son venenosas. La pulpa de los frutos contiene gran cantidad (30%) de una sustancia llamada «Saponina». Al estrujar los frutos estos hacen espuma que antes se usaba como jabón para lavar ropa, de ahí el nombre «jaboncillo».

Perlina: polvo especial para fabricar jabón.

Méquere: Personaje de Alajuela, quien tenía dificultad para pronunciar las palabras. En lugar de “miércoles”, decía “méquere”; “jueves”, decía “juéveres” y así con todas las palabras que él conocía. Su nombre Miguel, de ahí fue conocido como “Miguel Méquere”.

Bolinchas: canicas, bolitas de vidrio.

Candelas: Vela para el alumbrado, útil por la falta de electricidad.

Aguacereándose: exposición de ropa lavada, arrasada por la lluvia.

Publicado julio 12, 2011 por José Manuel Morera Cabezas en Historias

Miguelón Castro (caricaturista alajuelense)   Leave a comment

La caricatura es un retrato que exagera o distorsiona la apariencia física de una o varias personas. Es crear un parecido fácilmente identificable y uso del humor. Comunica opinión sobre un hecho de actualidad, con o sin palabras. Atraen la atención de los lectores y se enfocan en las intenciones de su autor. Es un dibujo satírico, es una obra de arte.     

“Miguelón” Castro, es uno de los mejores caricaturistas de Alajuela y Costa Rica. Todo el Mundo lo conoció así, siendo su nombre Miguel Antonio Castro Porras, vecino de Villa Hermosa, en Alajuela, un excelente ciudadano, alegre y jovial.  

Captaba con 5 trazos o líneas, por ejemplo, esos gestos inconfundibles que identificaban a las personas, sin mofa para sus modelos.

La tabla para prensar las hojas de papel y el inseparable lápiz, eran sus armas para recoger información futbolera nacional con escenas y resultados deportivos a favor de unos y en contra de colores rivales, pero siempre con humor y respeto. Así, el retrato de personas, adultas y menores.

Sus caricaturas, sin muchas o sin nada de palabras, eran exhibidas en ventanas de conocidos establecimientos comerciales de Alajuela, a la vista de todos los ciudadanos que se detenían a analizar los dibujos y temas del acontecer local. Más, la obtención de premios por el trabajo en diferentes medios de comunicación escrita.

Recuerda un vecino de La Agonía, Alajuela, que Miguelón pasaba a la casa de sus abuelos a conversar con ellos. En una de esas visitas, miró a un niño dibujando una cara en la acera, utilizando un pedazo de tiza escolar. Le indicó cómo mejorar el dibujo, destacando las cejas y otras características humanas. El niño le agradeció el consejo. Así era Miguelón, Maestro del puro pueblo.

Desempeñó su trabajo como funcionario público, en el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (M.O.P.T), en el área de dibujo técnico, elaborando planos de construcción, proyectos, propias de la Institución. El nacimiento de la caricatura en personas, posiblemente pudo haber nacido influenciado por esta profesión que lo llevó, sin buscarlo, a convertirse en un personaje popular alajuelense por su creatividad con el lápiz y papel, estampando la imagen de personas y otras situaciones. Lo cierto es que por herencia familiar o por la circunstancia anotada, la magia de Miguelón corrió por el ambiente alajuelense, recibiendo siempre el apoyo de la gente. Era su entretenimiento, fuera y dentro de su trabajo formal.  

Sus temas preferidos fueron personajes alajuelenses, deportistas, comerciantes, vecinos, ex presidentes nacionales y extranjeros, religiosos, diputados, educadores, médicos, políticos; además, sin faltar su propia imagen (auto caricatura) que ilustra el presente texto. 

Publicó en la prensa escrita de hace varias décadas, recordamos, Diario de Costa Rica, La República y La Tribuna. Realizó exposiciones en el año 2000 en el Museo Histórico Cultural Juan Santamaría, en Alajuela, pasando las fronteras de este país en concursos internacionales.

La Municipalidad de Alajuela e Instituciones culturales de Costa Rica, han reconocido su gran trabajo.   

Lo escrito en esta nota, hasta el momento, es recogido del testimonio oral de algunas personas que lo conocimos, vecinos y amigos.  

¡Claro! Nos gustaría saber más de “Miguelón”, por qué su sobrenombre, conservación de implementos utilizados par elaborar sus caricaturas, caricaturistas de la época, etc. Ayúdenos a conocer más detalles de Miguelón Castro, caballero por excelencia. Un artista alajuelense. Un vecino buena gente…

Dr. Valverde, médico Costa Rica (Alajuela).

Fidel Castro, Cuba.

José Figueres Ferrer, expresidente Costa Rica. C.A.

Pablo VI

Nota: escrito en construcción a la espera de investigar nuevos datos.

29 11 2023

Publicado noviembre 29, 2023 por José Manuel Morera Cabezas en Historias

¡ Qué buen chiverre!   Leave a comment

El sábado pasado, en la Feria, adquirimos por cinco mil colones, este gran chiverre.

En la casa siempre se compra el chiverre en tiempos de Semana Santa, nunca en diciembre. Se hace en miel y en empanadas.

Mide 55 centímetros de alto.

La perrita «Mía», quién recientemente sufrió un accidente y ya se recupera, al ver este «objeto extraño» para ella, llegó a «inspeccionar».

El trabajo que lleva la preparación de la miel, no es tan fácil, se hace de forma tradicional, casera, con cuchillo se le quita la cáscara, es lo primero. Luego vienen otros procedimientos. Doña Luz hace ese trabajo y luego mis hijas, preparan empanadas.

En envases de vidrio se deposita la miel y se reparte entre la familia, para que cada una haga uso de ella. Puede ser en empanadas o la miel simple para untar al pan o galletas. Es cuestión de gustos.

¿Se pelaría Usted el chiverre por cinco mil pesos?

Foto 26 noviembre 2023.

El chiverre es una planta trepadora de fruto comestible, el color de la lisa y gruesa corteza del fruto varía conforme madura, siendo de color verde a amarillo veteado cuando ya se encuentra maduro o como se le conoce comúnmente como “sazón”, el fruto es grande y redondo, y puede llegar a pesar hasta 5 kg.

Publicado noviembre 28, 2023 por José Manuel Morera Cabezas en Historias

¡Cayetano!   Leave a comment

 (Anécdota)

¿Quién no conoció a “Cayetano”, en Alajuela? Los que sí, hoy escribimos y opinamos.

Perteneció a un grupo familiar compuesto por Elizabeth, Guido, Misael, Rafael Ángel, Víctor, Gradelí, Carlos Luis y José Joaquín (Coso), de apellidos Morera Molina. Hijos de Graciela y Victorino.

Gente humilde de El Roble, Alajuela.

Todos tienen su interesante historial laboral, pero nos enfocamos en el más conocido por varias facetas, incluido, la participación en grupos políticos de “izquierda o comunistas”, de hace más de medio siglo.  

Antes, el por qué “Cayetano” a todos, teniendo sus nombres de pila bautismal.

Según versión de su hermano, Rafael Ángel, el origen del » Cayetano» en Carlos Luis, tiene una larga historia, mucho qué contar, pero básicamente nació a raíz del trabajo que ejecutaba a escondidas de la Ley y autoridades policiales o civiles. Desde muy jovencito se dedicó a la venta de lotería de Panamá, «lotería panameña», introducida ilegalmente en el país, actividad penada con detención y cárcel.

En una de tantas, fue a parar a prisión y esta situación conmocionó a la humilde familia verlo en esas condiciones, tras las rejas.

Una vecina, gran amiga de Chela, madre de Carlos Luis y demás «cayetanos», le pidió rezar a San Cayetano, Cuidador y Defensor de los pobres y enfermos. El día de su captura inició la Novena al Santo. Allá, en la humilde casona, con paredes de adobes, piso de tierra, pozo de agua, horno de barro, gallinas, cerdos y chompipes, la familia acudió con mucha devoción y Fe en el Santo nacido en Italia.

El Milagro se dio, porque en el día Noveno, quedó en libertad. San Cayetano quedó para siempre en ese hogar y casita de zona rural, representado en sus hijos y en toda la familia. Así nació el Cayetano para todos, hasta la muerte de cada uno de ellos; excepto el citado, hoy con 85 años de edad.     

Carlos Luis o Cayetano Morera, no tenía un oficio determinado. Vendedor de números para rifas de dinero, sin estudios secundarios, muy hábil en la matemática. Posible se dedicó a la agricultura, cuando jovencito. Y al cuido de sus padres.

Al conocer a Adilia Cabezas, la famosa costurera de camisas, en el Barrio La Agonía, Alajuela, convinieron en establecer una fuente de trabajo e ingresos económicos. Así nació por los años 50, el “Molino de Cayetano”, rótulo muy visible a la entrada de su hogar, aunque el Molino y la idea fueron de los dos.

Este trabajo emprendedor, sumado al trabajo de la costura en el taller de camisas, sirvieron para la manutención del hogar, por más de 60 años.

Cayetano, menos conocido como Carlos Luis, se convirtió en un floreciente comerciante alajuelense, distribuidor de venta de masa por “libras” y moliendas de maíz. La masa la distribuía en panaderías, recordamos a Panadería Leandro e hijos; en sodas, recordamos “Los Sapitos”, en el Mercado Municipal de Alajuela y en las fábricas caseras de tortillas, muy comunes por esos tiempos.  

Y siendo comerciante de masa y maíz, se convirtió en un conocido dirigente político del barrio, sin abandonar un minuto su trabajo. ¿Quién lo convenció?

Adilia, por herencia de su papá y mamá, don Paulino Soto y Bolivia Quesada, conocidos seguidores del Partido Vanguardia Popular o Partido Comunista de Costa Rica, comandado por don Manuel Mora Valverde, Cayetano aceptó y siguió los pasos de su esposa, hasta jurar ser “Comunista” hasta su muerte, como así sucedió, un veinticinco de diciembre, después de atender a su clientela cargada con ollas repletas de maíz para triturar, incluso, en vísperas de la Navidad.     

Dos comunistas muy de trabajo, responsables con sus hijos, excelentes vecinos, admirados por los vecinos de La Agonía y otras comunidades. Las ideas políticas o ideológicas de esos tiempos, pasaron más que a segundo plano. Todo el mundo se respetó y nunca hubo problemas por ello. Cada uno con lo suyo y punto.

Tan de color “Rojo” se convirtió Don Cayetano, como le decían, porque destacó con su trabajo en el P.C.C.R: fiel repartidor del Semanario Libertad, astuto para pegar propaganda pro 1° de Mayo a escondidas de la policía, buscando compradores de Bonos económicos a amigos y de otros sectores políticos contrarios para financiar al Partido y sus luchas sociales, asistencia a reuniones políticas y sindicales, participación en huelgas o luchas pro-soberanía, por el apoyo a trabajadores de fábricas o del campo, por los camaradas recibidos en su hogar, Luisa González, Arnoldo Ferreto, los hermanos Mora Valverde, Calufa Fallas, lo mismo con líderes sindicales, estudiantiles y otros sectores.  Fue premiado con una estadía o pasantía ni más ni menos que a la U.R.S.S, por un mes o menos. Lo mismo Adilia, años después. Posiblemente por “echar al agua política” a Cayetano.

Por curiosidades del alajuelense, al regresar del viaje y estancia en Rusia, algunos notaron que su cabellera estaba más blanca, afirmando que a los Soviéticos se les había ido la mano o abusaron con el “lavado de cerebro”, por la blancura en pelo y barba, similar a la nieve de Moscú.

Y a los hijos e hijas, nos decían comunistas, incluso, recuerdo que un vecino al pasar por la casa, levantaba las manos saludando a los “bolcheviques del Barrio La Agonía” y «Los proletarios del Molino» Y nadie se molestaba por esas cosas. Eran muestras de amistad, vecindad y fino humor alajuelense.

También recordamos a don Pedro, un señor adulto mayor que utilizaba bastón para caminar. Al pasar por la acera de la «casa de los comunistas», la perrita «Rosa» salió ladrándole insistentemente, causando mucha molestia en el vecino. Levantó el bastón casi pegando a la canoa de la casa, diciendo en voz alta; ¡»Jale, jale, perra comunista»! Esta situación causó mucha risa, mientras la perrita se quitaba el tiro, sin entender nunca aquella expresión. Así de simpáticos eran esos tiempos.

En las noches y amaneceres, se escuchaba el buenos días y buenas noches, en ruso. Posible, lo único que aprendió en el lejano país. Y los de la casa, felices con los regalitos que trajo, relojes rusos, sellos postales, sin faltar las muñequitas de madera, “matrioskas”, nos deslumbraban, en lindos colores y tamaños, simbolizan la maternidad y la fertilidad, por el hecho de estar una metida en otra, que una madre da a luz a su hija y así sucesivamente.   

Cayetano, era un hombre alto, piel oscurita, pelo blanco, bigote negro,  muy diplomático para la conversadera, respetuoso, estricto muchas veces con sus clientes, especialmente con el horario de trabajo y horarios de comida y descanso, pero siempre muy buena gente con todos.

Digamos que fue un excelente comunista…

Esto más que todo es anecdótico. De parte del autor de esta nota, conviví al lado y junto a un gran comunista, él me dio su apellido, educación, cuidados, respeto, lo que agradeceré toda la vida desde muy chiquillo hasta hoy que entro a los 75 años de edad. 

Si Usted tiene anécdotas de Cayetano, las escuchamos.

Cayetano, de Padrino, en el Bautizo Católico de su nieta Yenory. Junto
a la Madrina Mayra Murillo Lobo. Iglesia La Agonía, Alajuela. 1978.

Alajuela, 12 11 2023

Padre: Victoriano, conocido como Victorino

Madre: Mercedes, conocida como Graciela o Chela

Def de Cayetano: 25 12 1994

F.N de Cayetano: 20 10 1922. Alajuela.

¿Qué significa Cayetano?

Buen amigo, buen muchacho

Expresa llamado de atención para que alguien calle o no sea indiscreto.

Origen: latín

Idioma: castellano

Significado: referente a CAYO, que significa ALEGRE

San Cayetano nació 1480, en Vicenza, Italia.

Personalidad: solidario, armónico, y desarrolla una gran actividad mental.

Es atento con los demás, muy cariñoso y comprensivo con la familia.

Onamástico: 7 de agosto. Nacido en Gaeta.

Patrono del Pan y el Trabajo, cuidador y defensor de los pobres y enfermos.

Oración a San Cayetano:

¡Oh glorioso San Cayetano, aclamado por todas las Naciones,

Padre de Providencia, porque con portentosos milagros,

Socorres a cuantos invocan con Fe en sus necesidades.

Te suplico me obtengas del Señor, oportuno Socorro en las angustias.

Presentes y sea ello prueba de la bienaventuranza eterna.

Amén.

Publicado noviembre 12, 2023 por José Manuel Morera Cabezas en Historias

Don José Joaquín Sánchez («Mechudo»)   Leave a comment

Autodidacta en electromecánica, persona seria, inteligente, honrado, trabajador, carácter fuerte, servicial, de poco hablar, educado, bondadoso, talentoso, amable, fiel a su creencia religiosa, Sabatino, (Quienes profesan esta religión destinan un día a la semana, el Sábado, para el descanso y reflexión). Todo lo bueno en un ser humano, lo tenía don José Joaquín Sánchez Villalobos.

Varias décadas atrás, no era usual o frecuente encontrar personas con cabellera frondosa y canosa, lo que llamaba la atención a los demás, sumado a su cuerpo espigado, de caminar sereno y zancada larga.

Su cabellera fue un secreto, nunca dijo a su familia la decisión de permanecer así. Algunos dicen que pudo ser alguna promesa o lo que fuera, lo cierto fue su decisión digna de todo respeto. Así conocimos a “Mechudo”, un alajuelense de nacimiento.

De él hablamos y escribimos estas líneas, tomando conceptos expresados por amigos, vecinos, familiares, su testimonio oral y escrito que nos permite referirnos, brevemente, a un personaje alajuelense.  

Toda Alajuela conocía a este gran señor, ya fuera por su nombre y apellidos, por el sobrenombre, presencia física o por la calidad de trabajo que ejecutaba.

Y muchos fuimos sus amigos y clientes que le llevamos máquinas de coser y de escribir para su arreglo, planchas, lavadoras, cocinas, cuchillos y tijeras para afilar, nos enseñó cómo enhebrar o desenhebrar con hilo una máquina, confeccionó piezas para máquinas industriales en caso de no encontrar repuestos, puso a funcionar cajas registradoras, sumadoras y muchos artefactos eléctricos.

Conocimos su residencia, contiguo a una casona de paredes de adobes y bahareque con techo entejado (foto casona esquinera), propiedades de don Solón Lizano, donde tenía instalado un pequeño taller, ubicada en el centro de Alajuela, en el barrio La Agonía, cien metros al Oeste de la Iglesia, hoy, un inmenso parqueo para automóviles.

El autor de esta recopilación, hace un recuerdo de esos momentos, hace unas seis décadas o más: “Mis padres eran administradores y dueños de un taller o fábrica casera, especialistas en la confección de camisas para adultos y niños y de un molino para las moliendas de maíz y venta de masa por libras…

Toda la maquinaria del conocido centro laboral (fotos máquina de coser del taller de Adilia), el sistema de electricidad de la casa y algunos aparatos del hogar, pasaron por las manos e inteligencia de este señor, era el mecánico oficial del taller y molino, ubicados en el interior de la propiedad; así como él tuvo su tallercito bajo el techo entejado de su casa…

 

Por curiosidad propia de un niño y muchachillo, observaba su trabajo, muy cerca de él, yo sentado en una silla o banco de madera y en el centro la máquina de coser en reparación. Quitaba piezas, las aceitaba, tomaba una herramienta y otra. Y en una caja metálica (o maletín) portaba sus instrumentos que no permitía nadie los tocara…

Cumplido su trabajo se despedía de nosotros. Daba las gracias. Esa caja metálica y herramientas tenían su gran peso, caminaba con ella en su mano o la cargaba en su hombro, hacia su taller o en busca de otro cliente, siempre con un paso parecido al “militar…”. Así me parece estar viéndolo en estos momentos, después de varias décadas. 

Y el montón de anécdotas que han quedado en la mente de sus clientes: una señora del barrio le pedía con urgencia a su hijo ir corriendo a buscar a su “mecánico preferido” para arreglar su maquinita “Singer”. Otras personas lo recuerdan cargando una máquina de coser, a pie, por las aceras del barrio. Una costurera le confiaba entregar la máquina sin ningún recibo, a pura confianza. Una cliente dice que lo dejaba solo mientras realizaba el trabajo de reparación y él se encargaba de cerrar la puerta de la casa al terminar el trabajo.  Y muy ordenado con su alimentación y comidas y por eso no aceptaba de sus clientes la invitación a “un gallito”, mientras estaba en su trabajo, antes o después. Eso sí, aceptaba llevar el «bocadito» a la casa. En los años setentas, dice doña Flor que él reparaba su máquina de coser y ella le remendaba la ropa. Las visitas las realizaba a “pata”, llegaba al punto que le indicaran, hasta Ciruelas fue caminando, ida y vuelta para atender a su paciente. Era el médico especialista para todo artefacto eléctrico o manual. Un verdadero «mago» en su trabajo.

Siempre estuvo soltero, sin hijos. Este gran personaje y trabajador alajuelense, falleció a los 85 años, nació en 1920…en Paz Descanse, “Quincho”.

Alajuela, noviembre 2023

NOTA:

Agradecimiento a todos los amigos, vecinos y clientes por sus conceptos dedicados a don José Joaquín, muy en especial a su sobrino Álvaro Sánchez Lara, sobrino.

Muchas gracias a don Gerardo Laly Moreira por la publicación en su página FB, del señor Sánchez, lo que me motivó hacer un texto o breve historia del personaje, de acuerdo a los testimonios expresados por escrito y en forma oral. El montaje de texto a cargo de José Manuel Morera C, recopilador de historias alajuelenses.

(F.N.  16 03 1920. Centro Alajuela. Def. 22 5 2005).

Otros datos: muy instruido

Amaba la lectura

Escuchaba programas por la radio, para aprender más.

Le gustaban los idiomas.

Reconocimiento al autor de estas líneas:

Qué belleza en la forma de expresar la historia de don Joaquín.

Gracias por la información

Excelente comentario

Esa recopilación queda, un poco vacía, al gran trabajo que realizó “Mechudo”

Agradable narrativa, concisa, pero a la vez explicativa

Me encantó el reportaje

Muy buena historia

¡Qué buen texto!

Muchas gracias por lo expresado en sus escritos reales

Muy hermosa descripción

Excelente recopilación

Excelente que escribieras de esta gran persona.

Muy bonito aporte.

Publicado noviembre 5, 2023 por José Manuel Morera Cabezas en Historias

La terronera   Leave a comment

Un ciudadano preguntó: “¿Por dónde cojo para llegar a “La terronera?”. Ubicado el señor en un poyo de la plazoleta de La Agonía, le indicaron: “Coja desde esta esquina del “Bohemia bar”, hacia arriba, al Este. Va a pasar por el American bar, llega a la cantina-pulpería de Nayo Bravo y al bar California de un señor al que le dicen “Chino”, pero es alajuelense de nacimiento. No coja de esta esquina hacia el sur porque llegaría al Congo, al Congo bar. Siga recto y a cien varas, allá, está La terronera, en una esquina”.

El establecimiento se identificaba con un rótulo a la entrada, muy visible: “De carretera a carretera, su mejor compañera es La terronera”. Entrando, muy cerca de la puerta principal, una mampara de madera mostraba un rótulo: “Tome  Imperial”. Pero Usted tenía la opción de escoger otras ofertas, incluso, bebidas gaseosas, lengua en salsa con papitas tostadas, cubaces arreglados con pezuña de cerdo, agua dulce, ceviche y más especialidades.

Y lo más importante, la atención brindada por don Arístides Ávila, “Chumica”, persona amable, simpática, servicial, trabajadora, una bella persona, así era este señor, según expresiones de sus clientes y vecinos.

Esta esquina, servía de punto de referencia para no tomar otro rumbo y la utilizaban los taxistas y usuarios. De La terronera tantas varas al norte y tantas al oeste, era común estas direcciones a la tica. Así con todos los bares citados y otros cercanos, como la de “Nance”, en la misma cuadra.

Pintada, dice una vecina, de color verde oscuro y paredes de adobes y bahareque, dicen otros. Si sus paredes eran de adobes, como la Ermita de El Llano, de ahí el nombre de terrón o terronera.

Existían contiguo a La terronera, otras edificaciones pequeñas de madera y en una de ellas, don Rogelio, tenía  su taller de zapatería o remendona, muy usuales en esos tiempos, hace muchos años o varias décadas.

Simpáticas anécdotas quedaron en la mente de muchos: “Mis dos tíos, Jafet y Hubert, vivían metidos en el bar y mi abuela me mandaba a buscarlos para que fueran a comer, cuenta la sobrina; mientras otros afirman que todo el barrio de La Agonía se dio cita, tertuliando, comiendo, saboreando pezuñas, ceviche y algún “traguillo” de guaro blanco, como dice la canción nacional.

Así era el ambiente de muchos bares o cantinas alajuelenses, casi siempre ubicadas en las esquinas de los barrios. Una extranjera, dice en un comentario, no sabía si decir estoy en la esquina o en la cantina.

Desde hace años, lo que queda es un lote baldío, cercado con mallas. Quienes pasamos a diario por el sector, se nos viene a la mente Chumica y su terronera.

El  ciudadano que preguntó por La terronera, nunca se extravió, llegó correctamente también guiado por el aroma de la rica cocina y su bebida preferida. Todas estas edificaciones desparecieron físicamente, no el recuerdo de quiénes la visitamos desde fuera y en su interior…

“La terronera” estuvo ubicada al costado Norte del Salón Comunal de Villa Hermosa o 100 metros al Este del costado sur de la Iglesia La Agonía, sobre la Avenida Central, Alajuela, Costa Rica. Centroamérica.

Se dice que esta edificación fue dañada considerablemente por el terremoto del 22 de diciembre 1990.

Nota del autor: Se conformo el texto en base al testimonio oral y escrito de vecinos. El texto queda abierto para ser corregido, extendido o lo que el ciudadano mejor considere.  

José Manuel Morera Cabezas

Concepción El Llano, Alajuela.

Setiembre 2023

Publicado septiembre 23, 2023 por José Manuel Morera Cabezas en Historias

Pulpería «El periquito»   1 comment

No precisamos cómo nació el nombre del famoso establecimiento – un ciudadano indica su origen por la gran cantidad de pericos todas las tardes en las palmeras de la Catedral de Alajuela y en el Parque Palmares – , pero sí conocemos cómo se convirtió en un sitio de reunión de todas las clases sociales y profesionales. Y, desde luego, un sitio para comprar diferentes artículos, desde confites hasta repostería, deliciosas enchiladas calientes, bollitos de pan blanco; incluso, algunas bebidas alcohólicas porque desde su inicio nació “Pulpería-cantina”, sistema usual en esos tiempos, hace muchas, muchas décadas. Don Enrique Herrera, inauguró esta pulpería y cantina, ubicada en la esquina donde estuvo otro gran establecimiento comercial muy conocido e histórico, las “Hamburguesas Don Hernán”, costado norte de la Catedral de Alajuela.Al dejar don Enrique el establecimiento, lo adquirió y lo ubicó en otro lugar, su asistente, actualmente cuatrocientos metros norte de la Tienda Francisco Llobet, otro emblemático comercio, en pleno corazón de nuestra linda Alajuela.En este nuevo punto, funcionó únicamente como “Pulpería o abastecedor”, eso sí, siempre manteniendo el nombre “El periquito”, un nombre como sacado de un libro de cuentos infantiles; luego bajo la supervisión y administración de don Ronald Molina Marín y sus hijos Mariano y Cali, desde mil novecientos ochenta y tres (1983). Con ellos y la participación femenina, hombro a hombro, doña Nora, trabajadora hasta muy avanzada edad, incansable en el vuelo de los pericos por el buen funcionamiento de la pulpería, muy de mañana, con Ronald, abría la puerta del establecimiento. Su particular servicio al cliente fue aceptado y respetado. Llevar control al día las cuentas, ingresos, gastos y compras. Todo lo hacía con números y apuntes a «pura mente», sin aparatos electrónicos, todo a puro cerebro, como decimos popularmente. Y si aparecía algún amigo de lo ajeno, perseguía con envases vacíos de refrescos o botellas, a quiénes metían las manos en la mercadería de «El periquito», con la intención de llevar sin pagar. Y se armaba de su buena tajona por si había que «tajonear» a quien irrespetara el trabajo transparente de su familia. Su servicio al cliente fue aceptado y respetado, a como fuera. Y como en Alajuela el apodo es fundamental y nadie escapa, a don Ronald lo bautizó el pueblo como “Perico”, por esa malicia del alajuelense, siempre presente, siempre fiel a su periquito. Hoy, el título de “pulpería”, va desapareciendo para dar espacio a los”mini-super, super mini, abastecedor” y otros. Y no es de extrañar que el nombre “Periquito”, venga de las famosas tertulias en este tipo de establecimientos, costumbres de nuestros ciudadanos de antes; en este caso, de la pulpería en Alajuela, algún periquito se metió en las tertulias y aprendió a repetir las palabras de sus amigos y conocer los temas candentes y chistosos de los contertulios, con temas futboleros, críticas a gobernadores, alcaldes, políticos, gobiernos, chismes, humor y otras cosas. Y curioso, estos personajes en tertulias, se consideran “especialistas en todo y por eso tratan de arreglar el Mundo y su país, sentados en una banca o en el suelo, en dimes y diretes que se prolongaban pasadas las diez de la noche”, escribe un ciudadano. “Y el local se hacía más pequeño, con tantos visitantes tertulianos, en un espacio cerrado y pequeño, hasta 20 personas. (Aclaramos, antes de la llegada de la pandemia y el virus en nuestro Planeta). “No me explico cómo cabían”, nos cuenta don Carlos Solórzano, vecino de “El periquito”, mientras don Ronald con su carácter jocoso mantenía al grupo todos los días, especialmente los fines de semana y domingos”.Vecinos y amigos nos hacen llegar lindos recuerdos de estas tertulias y señalan a varios integrantes en “El periquito”. Recuerdan a la plana mayor: Dr. Chinchilla Rojas, Anacín, Freddy, Max Peseto, Baró, Trigo, Moiso, Cachetes, Ti, Archie, Miguel Aguilar, Memo Salas, Dr. Benavente, Parioli, Manuel González, Polaco Vargas, Ronaldiño, Piquín, Penca, Malí, Papo Soto, Anderson Web, lcdo Marío Pérez y mucho más. Entre los muchos más, Carlos Torres y su hermano, Rolo, Licho, Arcenio, Checa Álvarez, Tani y el torero alajuelense Chino Zamora. ¿Cuántos más? Imaginamos las historias que pueden contar. Por el conocimiento que tienen ciudadanos alajuelenses del lugar mencionado, sin duda, “El periquito” del ayer y el de hoy, son como otros famosos establecimientos del ayer, Patrimonio Alajuelense. El periquito, es de todos. Por eso es importante el recuerdo y rescate de ellos. Las actuales y futuras generaciones ya no contarán con estos establecimientos de “puro pueblo” y vecindad y, de ahí, hoy tratamos de rescatar su historia, lo que cuentan sus administradores y clientes…El presente texto se toma del testimonio oral y escrito de algunas voces de las comunidades quiénes recuerdan muy bien a “El periquito”.Amigo lector de esta sección: estos temas y recuerdos hacen grande a nuestras familias trabajadoras, pueblo y Nación. Escriba Usted una página más y hagamos historia y Patria. “El periquito” necesita que hablemos de él, de su rica historia laboral y familiar…Nota: texto sujeto a cambios, ampliaciones o correcciones.

Opiniones en redes sociales:

  • 40 años de existencia
  • Diagonal al Bar El resbalón
  • En las mañanas los «chicheros» hacían fila para comprar la 1/4 de vodka o Cacique
  • Lindos recuerdos de mi infancia
  • Sito obligado de paso a la salida de la escuela
  • 400 metros norte Tienda Llobet
  • La mejor seña o dirección para los taxistas..

Publicado enero 25, 2023 por José Manuel Morera Cabezas en Historias

Santa Cecilia y doña Mary   Leave a comment

Siempre Santa Cecilia ha acompañado a doña Mary, doña María Isabel Cordero Rodríguez, durante más de 47 años. Casi medio siglo administrando el Abastecedor que lleva el nombre de una Santa. Ubicado trescientos metros Sur, entrada Este, Estadio Alejandro Morera Soto, en Alajuela. (Concepción El Llano).

Originalmente, el dueño de este reconocido establecimiento comercial lo fue don Rafael Mora, quién por ser devoto de la Santa, así lo bautizó, hasta nuestros tiempos.

Imagen pertenecía a don Rafael Mora.

Hace unos años, su hija Margarita, especialista en la elaboración de deliciosas cajetas con leche «pinito», queques y ricas comidas, ha colaborado en la atención al público; igual, su hijo Juan Carlos Campos, «Caos», durante 17 años, pero el mayor tiempo del casi medio siglo, se la ha jugado solita.

Y otra especialidad es la venta del mejor salchichón, con chile y sin chile, elaborado en Desamparados de Alajuela.

Años después, don Rafael Mora vendió el negocito a don Victorino Saborío, mientras doña Mary lo administró durante 3 años, hasta ser propietaria.

Cuenta que muchos niños y chiquitas visitaban el lugar a comprar sus «cositas» y mandados de sus hogares. Ayudaba a los menores a cruzar la calle, les daba consejos para evitar algún accidente. Se esmeraba por la salud de sus clientes y llegaran bien a sus hogares.

Hoy, aquellos niños y niñas, dice, son profesionales, padres de familia, abuelos y nunca la olvidan, visitándola, recordando anécdotas porque la atención fue especial, muy fina, respeto, transparencia y seguridad para todos los chiquillos.

Por esa condición, muchos la han catalogado como una madre para ellos, por ser consejera y amorosa.

Recuerda a «Chispita», dice, ella le puso el apodo porque destacó por ser un niño muy «chispa y descobijado», como decimos popularmente.

Las paredes del pequeño establecimiento, junto a marcas comerciales de productos a la venta, vemos imágenes religiosas católicas, de familiares, deportistas y algunos objetos. Muy característico en estos populares establecimientos, antes llamados «pulperías».

A doña Mary siempre la vemos atendiendo a sus fieles clientes, a agentes vendedores de productos; incluso la vemos sentadita en un banco de madera, por lo general casi siempre acompañada de vecinos, amistades. Y la vemos también mostrando sus colores deportivos, vistiendo los colores que ama, el rojo y negro de su querida Liga. (Liga Deportiva Alajuelense, equipo de fútbol tradicional en Costa Rica).

Si Usted conoce más anécdotas del abastecedor y de doña Mary, cuéntelo en esta sección. Así enriquecemos este recuerdo de una gran señora que no le afloja al trabajo, a sus 83 años, llueva, haga frío, mucho calor o pierda la Liga, ejemplo para la Comunidad Concepción El Llano de Alajuela y otras comunidades.

¡Gracias, doña Mary, Santa Cecilia y todos los Santos serán siempre sus guías, porque Usted sirve a la Comunidad con mucha atención, amor y ejemplo!.

Concepción El Llano, 29 10 2022

Nota:

Un dato que da un vecino de esta comunidad llanera, dice que de este establecimiento salió la idea de formar un equipo de fútbol, en «terceras divisiones» de Costa Rica, con el nombre SANTA CECILIA F.C, dirigido por don Lipe Soto. Un gran grupo de jóvenes que se enfrentaron a otros grupos de futbolistas, como el Fluminense F.C, Los Higuerones F.C y Villa Hermosa F.C.

Doña Mary a una consulta sobre el tema, no recuerda esta situación o sucedió antes de tomar el trabajito que hoy desempeña.

Amigo lector, ¿Conoce ese dato histórico?

Datos suministrados por familiares del señor Rafael Mora y su pulpería o comisariato:

Dice Olguisma Hernández, nieta, que en tiempos de la pulpería de don Rafael elaboraba helados o «apretados» con leche empolvo o leche condensada, o ambos, en vasos metálicos, dorados, verdes y rojos, y allí mismo disfrutaban vecinos, familiares y clientes.

En las mañanas se vendía: una onza de mantequilla o jalea de guayaba, natilla, leche en botellas de vidrio, tortillas caseras recién palmeadas por la abuela.

A las 6 pm o 6:30, cerraban la pulpería y de inmediato se daban a la tarea de empacar libras de arroz, frijoles, azúcar que se guardaban en un cajón grande que servía de asiento para las tertulias.

Después mi abuelito Rafael vendió la pulpería y no volví a entrar… (Datos tomados en Facebook, en respuesta al artículo dedicado a doña Mary. 10 2022.

Elena Mora: Don Rafael y doña Margarita manejaron la pulpería por muchos años. También don Armando Mora, su padre. Un lugar de charlas por las tardes de verano, libretas llenas de compras fiadas que se pagaban mensualmente y allí mismo se volvía a renovar la libreta de compras.

Publicado octubre 30, 2022 por José Manuel Morera Cabezas en Historias

SU CUCHUFLETA CENTER   Leave a comment

“Cuchufleta” significa algo que produce risa, gracioso; también se define como cosa insignificante, de poca importancia, según se utilice en varios países.

Por cuchufleta entendemos chirigota, chanza, burla, chiste.

La cuchufleta de Concepción El Llano, Alajuela, Costa Rica, es única en Costa Rica y el Mundo. En este populoso barrio, ocupa un espacio de una casita de madera, ubicada costado Oeste de la Plaza Carlos Luis Fallas, Calufa o Plaza de El Llano. Su propietario, don Marcelino Delgado, ex jugador de fútbol y hoy con 79 años de edad, dedicado a realizar “fletes” con su camioncito, muy conocido en Alajuela por su excelente servicio y honradez.

Cuenta a los visitantes del lugar que la idea nació cuando laboraba en una empresa de transporte de mercaderías: tenía que mover una pesada caja y el compañero le indicó que la moviera en forma de cuchufleta, haciendo algunos movimientos con su cuerpo. Esto le motivó a bautizar el sitio o garaje de su casa con el nombre “Su cuchufleta Center”, escrito en madera y con letras blancas.

Recuerda perfectamente a muchos personajes, anécdotas, asuntos de su trabajo, mascotas, apodos y más, propios del lugar. Afirma que “Su Cuchufleta Center” es el Club de la barra llanera. Algunos personajes ya fallecidos y visitantes actuales pasan por su mente:

Guaco Mallía, Mamulo, Coqui Rojas, My Frend, Pequis, MacKoy Ramírez, Memo Rosquete, Loco Molina, Paco Herradura, Memo Botellas, Memito Sibaja, Nancy, Silvia, Iris Peñaranda, Doña Mery, Cuco Oviedo, Tito Torres, Banano, Cangreja, Nano Arrieta, Rigo “Pepo” Zúñiga, Mingo Reyes, Galón, Sabanilla Morera y un montón más de “cuchufletos”, que poco a poco vamos a meter en esta lista.

El mobiliario de la cuchufleta lo conforman, una pantalla de televisión, equipo de sonido, cocinita a gas, sus paredes llenas de fotos deportivas, especialmente de futbolistas, fotografías de otros temas, pensamientos de célebres personajes mundiales, rótulos comerciales, sin faltar mapas de Costa Rica y el Mundo porque don Marcelino es amante de la geografía y la historia y cuenta con la fortuna de su familia que lo invita a visitar varios países del Mundo en cruceros y más.

Amigas de la Cuchufleta

Y si vemos a “Marcelino, Pan y Vino” (el dice que cerveza), como también lo identifican sus amigos y amigas, vestido de “El Zorro”, no se sorprenda. Con su espada y la marca “Z”, defiende a su Cuchufleta y visitantes. También es actor.

Su Cuchufleta Center tiene un conocido distintivo o punto de referencia para su localización, el frondoso y famoso árbol de almendro, siempre mostrando los colores Patrios, Azul, Blanco, Rojo y hasta hace poco meses, mostrando en la copa del árbol, el apoyo a Ucrania en guerra con Rusia, escrito en un cartel de metal: “Costa Rica y la Cuchufleta apoyan a Ucrania”.

Otro elemento que sobresalió en este acogedor lugar, fue su mascota, el perrito “NONIS”, ya fallecido. Nos cuenta don Marcelino que Nonis, como buen alajuelense, tenía también apodo. Por ser completamente negrito o de color oscuro, llevó el sobrenombre “Nube Negra” y de las dos formas entendía a su amo y visitantes.

Un día, sin esperarlo, se armó un “bochinche” en el interior de la Cuchufleta: se enfrentó Nube Negra ante una enorme rata, casi del tamaño de un conejo ya madurito. En la feroz lucha, ambos animalitos pegaban en las paredes de madera, botando sillas, adornos y un espejo, hasta salir a la acera o calle, ambos volando mordiscos y “alaridos”. Los dos salieron triunfadores en la pelea porque la ratota jamás volvió y llegó más tranquilidad en el lugar y el barrio.

Hoy, Su Cuchufleta Center, tiene otra mascota. No tiene apodo, pero su nombre es “ZIZZI”. Dice su amo que la característica de la perrita es que si no escucha el acento de la “Z” en su nombre, no entiende que la cosa es con ella.

En el lugar mencionado, celebran los triunfos de la Liga Deportiva Alajuelense y también sus derrotas, junto a seguidores del Deportivo Saprissa, Herediano y otros. Todos exponen sus argumentos defendiendo el color deportivo, pero nadie sale enemigo ni en guerra. Todos son amigos, vecinos, como debe ser.

Otros temas menores, son la política, la religión, las loterías y algún chisme de la comunidad.

¡Su Cuchufleta Center! , un lugar de tertulia llanera y muy alajuelense…

(Nota: en esta sección aún queda espacio para agregar más historias a este tema).

(La foto grande es propiedad de Killos Zúñiga).

9 10 2022

Publicado octubre 25, 2022 por José Manuel Morera Cabezas en Historias

Barbería Hermanos Lara, 1955   Leave a comment

Tres hermosas generaciones marcan el inicio y permanencia de la familiar “Barbería Hermanos Lara”, desde mil novecientos cincuenta y cinco.

Manuel Mórux, al centro, con los barberos Rigoberto y Juan Ramón Lara Jiménez.

Sus fundadores, don Rigoberto Lara Jiménez, conocido como “Gato” y su hermano Juan Ramón, “El chino”, iniciaron los preparativos de su establecimiento y profesión para atender la demanda del alajuelense, ubicados en el centro de Alajuela, costado sur del Mercado Municipal.

Un punto estratégico, rodeado de establecimientos comerciales, bares, salones de baile, cafeterías, panaderías, zapaterías, tiendas de ropa, ferreterías, farmacias,  estación o “parada” de autobuses con destino Alajuela-Heredia-Alajuela, algunas líneas hacia distritos y cantones alajuelenses y todo lo que representa el centro de una ciudad.   

Diez o quince años permanecieron en este sector hasta cambiar de sede, frente a Repuestos “Dixon Parts”, propietario don Gilbert Blanco, en el corazón de la ciudad, Avenida 3, Calles 4-6.  

Al construir la casa, se adjudicó un espacio para la barbería al mando de los dos hermanos, quienes trabajaron juntos durante muchos años.

La barbería de los hermanos Lara, sobresalía por el  mayor precio en sus servicios, pero mostraba más calidad  en todo, especialmente en el aseo de toallas, paños, sillas, excelente aplicación del alcohol, cremas, lociones y mantenimiento de sus herramientas. 

Las tarifas eran un poco más altas y aún así, siempre contaron con gran clientela, incluso, muy visitada por deportistas, empresarios, políticos, estudiantes, campesinos, obreros y otros sectores de mejores ingresos económicos.

Los sábados y domingos asistían empresarios y profesionales muy conocidos, citamos a Ángel y José “Chepe” Zamora de “El pedregal”, los Jaikel, familia Llobet e hijos, el abogado César Rojas y deportistas famosos como don Carlos Alvarado, alias “El Aguilucho”, gran portero histórico de la Liga Deportiva Alajuelense (L.D.A) y de nuestra Selección Nacional, Roberto Tyrrel  y otros amantes del deporte.  

En ese ambiente, discutían temas políticos, municipales, fútbol, religión, negocios y más temas de la ciudad o el país. Se discutía con calor, cada uno defendía su ideología y sus posiciones con serios argumentos; pero era un espacio agradable entre amigos y vecinos, todos grandes clientes  de los Lara; Incluso, los hermanos citados se metían entre las discusiones o tertulias. Y posiblemente “cortaban rabo y orejas”, defendiendo lo suyo.

Entre anécdotas, era normal que cerrada la barbería después de cada jornada, venía el juego de tablero de treinta y dos fichas, al mando de don Carlos Morera, hasta altas horas de la noche, disputando alguna revancha. Sin faltar los chistes, el consumo de frutas, refrescos, algunas golosinas, cafecito y otras bebidas, sin faltar la música con guitarras y cantantes. Y don Chepe Zamora siempre el más desprendido con las invitaciones.

Cuenta doña Noemy Bogantes, muy joven en esos momentos, alajuelense, que no era común una estudiante de Universidad sentada en sillas de barberías, pero lo consideraba normal, mientras algunos asistentes hombres lo veían “rarillo”; la estudiante no aceptaba el uso de loción al final del corte de cabello, posiblemente por el aroma varonil; eso sí, encantada con el trato siempre respetuoso y calidad en el trabajo de los barberos y presentes.

Las sillas, gemelas, donde estuvo doña Noemy, tenían la marca japonesa «Takara».  Don Rigoberto las compró en un conocido comercio capitalino, “La Granja”, y su fiador fue don Willy Lizano, de «Salsas Lizano», al precio de tres mil colones cada una, con cuotas de cien colones, por mes.

Hoy, estas sillas, están funcionando al mando de la segunda generación de barberos, en la familia Lara. 

Como en toda barbería-peluquería de nuestros pueblos y ciudades, no faltaba la lectura, mientras esperábamos el turno para subir a la silla. Don Rigoberto y don Juan Ramón se esmeraban por tener en una mesita, periódicos “comics”, revistas femeninas, deportivas, crucigramas, horóscopos y otras, acompañadas de conversaciones entre los asistentes. Y por ahí algunas revistas «peligrosillas» que no eran para todo público, por lo tanto, las escondían y sacaban para otras ocasiones o clientes.

La niñez gozaba de la excelente atención, garantizada por el trato y respeto de los hermanos Lara y clientes, sin faltar dos bonitos detalles para ellos. El caballito de madera sobre la silla y el premio del confite por su buen comportamiento al momento de cortar el cabello. Le llamaban confites “quiebra muelas”, elaborados a base de dulce y coco, apetecidos también por los adultos. 

La segunda generación, representada con la barbería y gran profesionalismo de don Rigo Antonio Lara Alpízar, “Rigo Lara”, más conocido así, en Alajuela.

Rigo trabajó con su padre ocho años y al fallecer su gran Maestro, tomó la dirección de la barbería, a los veintisiete años. Sus primeras experiencias se iniciaron, ya solo, frente a la panadería “La moderna”, en el centro de Alajuela. Y por el al alto costo económico de alquileres o locales comerciales, vio la necesidad de ocupar otros lugares, recordamos al sur de la Plaza Iglesias, muy cerca del Templo católico y actualmente, cien metros al Este del Banco Popular, en el corazón alajuelense.

Un gran detalle, fue tener en una de las paredes de estos locales, los autógrafos de jugadores de la Liga, quienes dejaban el bonito recuerdo; incluso, la identificación de la primera árbitro nacional, Ave María Alpízar.

En la sede actual, un local esquinero, pequeño, sus paredes interiores con imágenes deportivas nacionales y de otras naciones, sobresalen banderas del Real Madrid, Barcelona F.C, sin faltar los colores rojo y negro de Liga Deportiva Alajuelense. Algunas figuras religiosas, recortes de periódicos mostrando un tema relacionado con la barbería, calendarios y otros. Y en el centro del local, arriba del gran espejo, la foto de su padre, don Rigoberto, siempre acompañando y guiando a su hijo y al cuido de la barbería.   

Su gran Maestro, sin duda también lo orientó por el camino correcto en la vida: persona de bien, educado, respetuoso, trabajador, responsable; incluso bien adiestrado en la manipulación de sus herramientas de trabajo, aseo en ellas, aceitadas y el filo bien asentado para mayor seguridad en el cliente.  

Hoy, Rigo cuenta con una excelente clientela, gente de mucho respeto, jóvenes, adultos mayores, niños, incluso, algunas damas que usan  cabello corto, tipo varonil. Le encanta la conversación, tratar temas varios que comparte con sus clientes, amigos y familias. Dice con orgullo, que «los hijos de sus clientes, también son sus clientes».  

La tercera generación representada con una pareja de jóvenes hermanos, hija e hijo de don Rigo: Jesús Alonso Lara Molina, nació en 1992 y María Natalia, en 1993. El muchacho trabaja en “Barbero Express Lara’S”, atiende a mujeres y hombres. Su hermana, trabaja en el salón de belleza de su madre, Floria’s Studio, en su hogar, Carrizal de Alajuela, especialista en peluquería-maquillador.

Y por ahí, asoma la cuarta generación. Sin duda, una barbería familiar, en nuestro suelo alajuelense…

Herramientas antiguas y nuevas.
«Máquina tijera»

Comentarios:

«Maco Molina usaba esas máquinas. Cobraba 1 colón por el corte de pelo. A nosotros nos reintegraba 0,25 céntimos, o sea, una peseta, hacíamos fiesta con el rebajo».

«Pellizcan o halan el pelo por pasar la máquina muy rápido, y a la hora de aflojar es cuando maltrata un poco, prensa el pelo».

«Recuerdo la barbería de don Luis Morera, estas maquinitas jalaban el pelo, causando cierta molestia».

Alajuela, 02 febrero 2022.

Preguntar a Rigo por los datos de las nuevas generaciones…

Publicado marzo 6, 2022 por José Manuel Morera Cabezas en Historias